En las últimas décadas, resulta evidente el abandono paulatino de los modelos de desarrollo de aplicaciones basadas en arquitecturas cliente/servidor. Que estos, además, han sido sobrepasados por las expectativas y ventajas generadas de las arquitecturas distribuidas. Paralelamente, desarrollar aplicaciones utilizando arquitecturas, capas y servicios distribuidos se ha convertido en un método habitual en muchas organizaciones.